Sintra, Erase una vez… un palacio de cuento: Palacio da Pena

     Este hermoso Palacio, asentado sobre grandes peñascos en la parte superior del Parque Natural del mismo nombre, es la máxima expresión del estilo romántico portugués del siglo XIX.

       En la fotografía, tomada desde el Castillo Do Mouros, apreciamos su situación, sus colores (rosas y amarillos) asi como sus diferentes infraestructuras: torres, murallas, cúpulas y pasarelas hacen de este palacio el de una autentica princesa de cuento de hadas.

      Historia: 

      Este Palacio, residencia habitual de verano de la Casa Real Portuguesa, fue levantado  sobre las ruinas de un Monasterio custodiado por los padres jerónimos construido por D. Manuel I. La construcción se inició, en 1840, bajo el reinado de Maria II, fue su esposo D. Fernando quien adquirió los terrenos y encargó al arquitecto prusiano Ludwin von Eschwege junto al portugués Possidónio da Silva. La construcción se termino en 1885 año de la muerte de su mentor el rey Fernando. Tras la muerte de la reina Maria, el palacio fue heredado por el rey consorte, quien lo dejó como herencia a su segunda esposa.   Esta decisión fue muy mal vista por la opinión pública y los hijos del rey, se solucionó cuando el Rey Luis compró el palacio a la Condesa Edla dejándola conservar las dependencias conocidas hoy como el Chale de la Condesa.

      De nuevo en manos de la Corona fue utilizado como residencia real hasta 1910. Su última moradora real, Dña. Amelia partió desde allí al exilio.

      Construcción y arquitectura:

     El palacio tiene elementos de muchos estilos (gótico, bizantino, mudéjar, renacentista, manuelino) e influencias de la cultura de diversos países (Egipto, Japón e India).

       El palacio, estructuralmente, se divide

    Murallas: dos puertas una de las cuales esta provista de un puente levadizo a traves del que accedemos al Palacio

  • Murallas: dos puertas una de las cuales esta provista de un puente levadizo a traves del que accedemos al Palacio
  • El  edificio del convento, en el punto más alto de la colina. En esta parte se encuentra la Torre del Reloj
  • El patio de los arcos con paredes de arcos moriscos
  • El palacio

Bien una vez en el puente levadizo llegamos,  a traves de unas estrechas escaleras a la gran terraza presidida por El Portico do Tritao decorado con un ser hibrido, medio pez medio hombre que sale de una concha. De la cabeza del ser parten sus cabellos que se convierten en un tronco de parra  cuyas ramas sujetan los brazos del pez-hombre. Fue diseñado por «el rey artista» como alegoría de la creación del mundo.

 

     La planta del edificio es bastanta irregular, ya que está condicionada al relieve montañoso de la peña y la existencia allí de una construcción previa, la Capilla de Nuestra Señora de la Peña.E

    Del exterior también destaca su decoración en colores rosa y amarillo, así como el revestimiento de la fachada principal con azulejos. Esto junto a las torres todas con cúpulas excepto la del reloj le dan al Palacio una inspiración árabe o de cuento de hadas.

 

 

La visita al interior del Palacio merece la pena porque se mantiene con el mobiliario original. Cabe destacar la capilla con un espectacular retablo de mármol realizado por Nicolau Chanternne en 1529 y que repesenta la vida de la Virgen y la Pasión de Cristo. El Salón Arabe, de decoración oriental, cuyo techo pintado con trampantojos es uno de los más bellos del palacio. También destaca el que fuera el refectorio del convento, convertido por el rey D. Carlos en su taller de trabajo. Gran pintor naturalista, la sala exhibe pinturas inacabadas de su autoría en las paredes.  Otro  espacio destacable  es el llamado Salão Nobre (Salón Noble); las ventanas cubiertas por vitrales alemanes, las exóticas estatuas de madera que sostienen candelabros, la impresionante lámpara de bronce y los jarrones de porcelana china hacen de la sala un conjunto refinado y majestuoso.
En la torre cilíndrica hay una habitación pintada de rojo con techos estucados que fuera el dormitorio del último rey de Portugal, Manuel II. En la cocina aún se conservan los utensilios de cobre de fabricación francesa que se utilizaban en la época. La vajilla tiene grabado el escudo de armas del rey Fernando II.

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